Me cuentan que un conocido como el Caballero Herido, está ofuscado porque los piratas de Bangladesh asaltaron el festival de poesía que él organizó para este mes en la ciudad de Pucallpa. Por ello, traigo a colación la segunda definición que nos da la RAE sobre el verbo "asaltar": 1. tr. Acometer impetuosamente una plaza o fortaleza para entrar en ella escalando las defensas.

A propósito de las circunstancias que obligaron al Caballero Herido a guardar silencio, es menester velar sus armas. Por ejemplo, es loable su desprendimiento material con respecto a la poesía. No debe ser nada barato costear los pasajes de un poeta chileno o la estadía en Pucallpa de los colegas de nuestro entorno, incluso, prometiendo pagar su comida en caso lo necesiten. Indistintamente, el organizador se ha propuesto asumir las cuentas personales, en algunos casos, de forma total. Por estas razones, el festival ha comenzado a materializarse con la llegada a nuestro país de escritores del continente.

No obstante, los piratas de Bangladesh mostraron sus armas y tomaron la tripulación venida del extranjero con los esfuerzos del Caballero Herido, agendándolos en la caótica feria anual que ellos cometen días después. Él quiso poner un freno a la conquista, pero el hashtag "movámonos" fue más apabullante. "Esto es un asalto", parecieron decirle los piratas de Bangladesh cuando él los invitó a una fiesta profondos al festival de Pucallpa en Surquillo para sentar el orden de las cosas, y ninguno de su staff se apareció. Días después, los mismos sacarían a la luz una serie de invitados internacionales en su propia feria del libro alternativa, entre ellos, escritores traídos con fondos ajenos.

Los piratas de Bangladesh encontraron una mina de oro en los invitados del Caballero Herido, pero lo que me llama la atención, no es el asalto per se de los escritores internacionales, pues es el modus operandi de los piratas cada año. Captan poetas venidos a otras ferias presupuestadas, y desponjan a los organizadores de sus invitados, sin dejarles un solo centavo o mérito alguno. Eso es común en Bangladesh. Lo que despierta mi atención es que al organizador ni siquiera se le haya invitado formar parte de la feria donde estarán esos escritores, cuya llegada su esfuerzo económico hizo posible. Estas prácticas de canibalismo no solo son inmorales, sino anti estéticas. Hay que ser ordinario para ir a una fiesta y llevarte a todos los invitados contigo, dejando al dueño solo en su casa.

A menos que a pocos días de empezar la feria alternativa de Bangladesh aparezca un atisbo de decencia en los piratas, ya sea una contribución económica, la presentación de su libro o un agradecimiento público hacia el Caballero Herido, la siguiente generación seguirá adoptando los mismos vicios de nuestra decadente política en nuestros festivales de poesía.